martes, 17 de noviembre de 2015

El Archivo de Indias

  Tras el descubrimiento (desde el punto de vista europeo) de América, la ciudad de Sevilla ascendió como protagonista del mayor movimiento descubridor y de expansión colonial que la humanidad había conocido. Gracias a la viabilidad navegante del Guadalquivir, la ciudad andaluza se convirtió en el único puerto con licencia para comerciar y tratar con el nuevo mundo, siendo la Casa de la Contratación la institución reguladora.  Debido a este comercio transoceánico , se asentaron comerciantes de toda Europa en esta bella ciudad. En pocos años, la ciudad creció y floreció y se convirtió en el centro comercial más importante del viejo continente. En las gradas de la catedral, se sitúo el corazón comercial y financiero de la ciudad.  Los comerciantes, entonces, iniciaron la construcción de una sede para sus asuntos.  El edificio, de planta cuadrada y construido en piedra, se construyó cerca del muelle de El Arenal, lugar de arrivada de las flotas.  Además, como muestra del creciente poder por el comercio trasatlántico, se sitúo entre el Real Alcázar y la catedral. En 1598, comenzó a utilizarse para este fin, siendo su función similar a la de la bolsa moderna. La finalización de la construcción a mediados del siglo XVII, la cada vez más difícil navegación por el Guadalquivir y las sucesivas pestes que diezmaron la ciudad, provocaron que se trasladase en 1680 a Cádiz el puerto de salida de las flotas; poco después lo hizo la casa de contratación. Con estos traslados, se marcharon también los comerciantes y el edificio quedó entonces, vacío.  A finales del siglo XVIII, se produjeron dos acontecimientos que provocarían el nacimiento del Archivo General de Indias.  Por un lado, en Valladolid, el Archivo General de Simancas había sufrido un colapso, y por otro, la aparición de dos obras con visión negativa de la colonización española en el nuevo mundo, aconsejó a los ministros de Carlos III la conveniencia de escribir una historia bien informada y rigurosa.  Para ello, era necesario reunir toda la información dispersa entre Simancas, Cádiz, Sevilla y Madrid. Para acoger esta función, se escogió este edificio, conocido hasta entonces como la Casa Lonja.  Nació así, el Archivo General de Indias. Desde el siglo XIX, su función no ha cesado y se usa para lo que fue creado, hacer historia.  Tiene más de 7 kms lineales de estanterías. Permite investigar entre tres siglos de todo un continente.  La Unesco protege  este lugar, en nombre de la historia y beneficio de la humanidad.

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